jueves, 26 de mayo de 2011

Dolor sobre dolor: uno a uno acabaron con sus hijos

Por Orlando Benítez Quintero
De mayor a menor, así acabaron con los hermanos Hernández Herrera, los cuatro hijos de Marcelino Hernández y Carmen Herrera, unos padres que se acostumbraron a enterrar a sus hijos y a vivir dolor sobre dolor.
En el rancho de palma de la finca La Guaca, ubicada sobre un alto de la vereda Las Manuelitas, corregimiento Bongamella, San Pelayo, se llora con resignación a Isidoro o ‘El Cuba’, como era más conocido, el menor y último sobreviviente de estos hermanos. A él lo mataron el 24 de mayo pasado, a las 3:30 de la tarde sobre el camino que baja de la mayoría de la finca La Guaca, a no más de un kilómetro de distancia. Iba en un mulo a picar una semilla de ñame para un cultivo que pensaba sembrar, cuando dos hombres en moto lo abordaron, cruzaron unas cuantas palabras con él y le pegaron cuatro tiros.
No pasaron 20 minutos y la noticia llegó a La Guaca, un vecino le fue a avisar a Marcelino Hernández, el padre de ‘El Cuba’, quien no dudó en salir para el lugar donde estaba el cuerpo del único hijo que le quedaba y en medio de un llanto de hombre fuerte, con el dolor por dentro, lo cargó en sus hombros y lo llevó hasta su casa. Allí, sobre una mesa, comenzó una nueva velación, la más anunciada de todas.
Isidoro tenía 42 años y hacía 7 meses había regresado a La Guaca, de aquí había sido desterrado, alguien lo quería matar desde entonces. Unos tipos lo fueron a buscar una noche a su casa pero patearon las puertas equivocadas, la de una casa vecina y a ‘El Cuba’ le dio tiempo de volarse. Fue cuando decidió apartarse, irse lejos para evadir sus ‘culebras’, poco después regresó convencido de que podía seguir viviendo tranquilo, pero no fue así, más temprano que tarde la muerte lo halló en el camino.

Todo comenzó en un fandango
La tragedia empezó hace 17 años. El 23 de enero de 1993, en el caserío El Tesoro, cerca a La Guaca, se festejaba un fandango y de la fiesta disfrutaba Marcelino, el mayor de los Hernández Herrera. La celebración terminó cuando el sonido de los balazos reemplazó el de la música. El saldo del repentino ataque de un grupo enloquecido de hombres armados fue de un muerto y varios músicos heridos, la víctima mortal fue Marcelino, quien en ese entoces tenía 33 años de edad. Marcelino padre, dice que nunca supo las razones de su crimen.

Las balas siguieron sonando
Tres años después, el 8 de diciembre de 1996, cuando en el caserío Buenavista se festejaba la tradicional Fiesta de la Concepción con el infaltable fandango, mataron a Antonio o ‘Toño’, de 34 años, el segundo de los hijos de Marcelino y Carmen. El amor de una mujer causó la tragedia. Un hombre dolido porque ‘Toño’ le arrebató ese cariño, lo mató a balazos esa noche de fiesta.

... Y quedó uno
Luis, tenía 45 años de edad y era el penúltimo de los hermanos. Alguien lo abordó una noche en el potrero que estaba entre su casa y La Guaca, el hogar de sus padres y su lugar de destino. Se escucharon varios impactos y minutos más tarde se dieron cuenta que lo habían matado. Fue un Martes Santo, el 7 de abril de 2009. Mataron a Luis y sólo quedaba uno, Isidoro, ‘El Cuba’, quien terminó cerrando este círculo trágico. A Marcelino Hernández y Carmen Herrera ya no le quedan hijos.
“Por ahí dicen que cada quien nace con su estrella y parece que esta es la de nosotros, no sé si será el destino”, sentencia Marcelino Hernández, tal vez resignado por esta suerte que le tocó vivir. “Esto ha sido dolor sobre dolor”.
Tal vez consciente de ese destino, Marcelino Hernández, compró cuatro espacios en el cementerio de San Pelayo y este jueves 26 de mayo completó el cupo, enterró a Isidoro, el último hijo vivo que le quedaba.


- A falta de 4 hijos, a Carmen Herrera y a Marcelino Hernández les quedan 14 nietos. Seis hijos de Marcelino, 4 de Antonio, 2 de Luis y otro par de Isidoro, los hijos que les tocó enterrar.


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