miércoles, 27 de octubre de 2010

‘Tabaco’ hizo de San José de Canalete una tierra de campeones

Por Orlando Javier Benítez Quintero
El hombre que ha sabido convertir a San José de Canalete en tierra de campeones tiene apodo de vicio, pero su única adicción es enseñar a los muchachos, de la tierra que lo adoptó, a tocar la gloria a punta de trompadas.
Miguel Antonio Álvarez Bolaños, más conocido como ‘Tabaco’, llegó a este corregimiento del municipio de Puerto Escondido, Córdoba, ubicado a orillas del Mar Caribe, en 1973. Se vino de su natal Chambacú, en Cartagena, a vivir con su madre, Teresa Bolaños. En ese pedazo de tierra se enamoró, formó una familia y también más de un buen peleador.
Los ‘Dinámicos del Ring’
En su cuerda, ‘Dinámicos del Ring’, se formó Miguel ‘El Huracán’ Barrera, ex campeón del mundo del peso paja; Ronald ‘El Indio’ Barrera, hermano del primero y quien ha tenido cinco oportunidades de coronarse como monarca minimosca. También Jorge ‘El Pipa’ Noriega, otro boxeador que estuvo a punto de acariciar una corona; Walter Estrada, Eugenio Oviedo Salas, Rafael Sáenz, Over Bolaños, Arnovis Castro y Enis Pacheco Barrera, de la dinastía Barrera, son algunos de los pupilos de ‘Tabaco’.
“Apenas llegué a San José de Canalete lo primero que busqué fue trabajar en lo que mejor sabía hacer, el boxeo. Reuní a unos 20 muchachos de allí mismo y empezamos a entrenar”, cuenta ‘Tabaco’ sentado en un rincón del coliseo Miguel ’Happy’ Lora, en Montería, donde hoy acostumbra a venir, pues hace parte del cuerpo técnico de la Liga de Boxeo de Córdoba, en la que le han reconocido su aporte al boxeo del departamento.
Siempre fue un aficionado

Miguel Antonio Álvarez Bolaños nunca fue un boxeador profesional, pero sí se montó a los encordados a temprana edad, incluso, antes de que se lo permitieran. “Empecé a practicar boxeo desde los 9 años, porque en mi barrio (Chambacú) no se respiraba otra cosa. Era la época de Rodrigo Valdez, Pedro Vanegas y ‘El Olímpico’ Pérez y muchos jóvenes querían llegar a ser como ellos”, relata.
Víctor Prieto, el mismo que estuvo en las equinas de los grandes boxeadores de Cartagena, fue su entrenador. La primera pelea oficial la hizo a los 14 años, por un peso que llamaban papel.
Solo fue boxeador aficionado. Realizó 43 peleas, ganó 32 y perdió 11. Colgó los guantes cuando apenas tenía 18 años, tras la separación de sus padres. Fue allí cuando se fue para Valledupar y terminó en San José de Canalete, Puerto Escondido.
Las claves del éxito
La responsabilidad, la humildad y el sacrificio, son para este trabajador del boxeo las claves del éxito y por ello siempre inculca estos valores a sus pupilos. “Mis boxeadores deben tener responsabilidad con el club, ser humildes en todo momento y sacrificarse mucho si es que quieren llegar a vivir de este deporte”, apunta Álvarez Bolaños.
Agradecido
‘Tabaco’ hizo parir campeones a San José de Canalete y a lo largo de 15 años fue casi nulo el apoyo que consiguió para su trabajo y para su club. “Ahora, en estos últimos años es que se me está remunerando mi trabajo, que por mucho tiempo lo hice gratis, por amor al boxeo”.
Pese a lo difícil de la situación, en las buenas y en las malas, allí siempre ha estado ‘Tabaco’, metido en el gimnasio, detrás de la esquina, descubriendo talentos y sacando del anonimato a un pueblo y a unos hombres que hoy le agradecen lo que son en el boxeo.
Dice que se siente un cordobés más y que San José de Canalete es su tierra. “Imagínate, ya hasta represento a Córdoba, he ganado campeonatos como entrenador con este departamento. Además, de aquí son mi esposa –Otilia Paredes Estrada- y mis seis hijos”, comenta sonriente.
Dice que hay muchas personas a quienes tiene que agradecerle porque le han ayudado a formarse como entrenador, pero destaca a Luis Levin Ford, presidente de la Liga de Boxeo de Córdoba; a Pedro Vanegas y a Over Vanegas, sus amigos de siempre.
La experiencia de muchos años en el boxeo le dan la autoridad para señalar que lastimosamente a Córdoba, en la actualidad, le hace falta u n ídolo y que la razón es que los boxeadores se están apresurando para dar el salto al profesionalismo. “No esperan acumular experiencia, sobre todo internacional, como aficionados, toman decisiones muy apresuradas y fracasan”.
Las enseñanzas de ‘Tabaco’ han sacado a varios hijos de San José de Canalete del anonimato, el mismo en el que él, humildemente, prefiere seguir forjando campeones.

miércoles, 13 de octubre de 2010

‘Cascarita’ rescató a un campeón y noqueó a la muerte

Por Orlando Benítez Quintero
“Tú quieres que tu hijo coma tierra como te tocó a tí, vamos párate de ahí, que tienes un empresa en esas manos”. Esas crudas palabras salvaron a un boxeador que luego besó la gloria al coronarse campeón mundial.
La frase es de Manuel Enrique Bustos o, más bien, de ‘Cascarita’, como todos lo llaman desde niño. El púgil caído era Cesar Canchila, quien el 26 de julio de 2008 -meses después de ese regaño- se coronó campeón mundial minimosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Ese resultado histórico de Canchila, ‘El Pollo de Cereté’, le dio la razón a ‘Cascarita’. “Yo creo que Canchila vive mejor hoy que cuando lo encontré tirado, desmotivado y no queriendo saber nada del boxeo”, afirma. El púgil se había desmotivado luego de una derrota contundente ante otro cordobés, el planetarricense, Michell Arango.
Este personaje, diminuto como su apodo, con tantas historias como golpes en la vida, es un deportista que ganó en el fútbol, saboreó el triunfo en los cuadriláteros y le ganó una batalla a la muerte.
“Nací pa’ futbolista”
Pero este maestro de la motivación llegó al boxeo luego de una incursión en el fútbol, deporte donde adquirió su apodo y en el que pensó llegaría a ser grande, pese a su estatura mínima. “Creo que yo nací pa’ futbolista, pero cuando empecé a ir a la cancha Santa Teresa, en Cereté, no me querían dejar jugar, por mi talla. Tenía 12 años y era muy bajito”.
Relata que era la época de los clásicos entre Santa Clara, su barrio, contra Santa Teresa y que tuvo la oportunidad de debutar en uno de esos clásicos. “Me metieron porque un jugador de su equipo se lesionó. No creían en este pelaito, pero entré y metí dos goles, los del empate, porque íbamos perdiendo 2-0”.
Seducidos por su agilidad y rapidez a ‘Cascarita’ lo fichó el equipo Hielo Cereté, uno de los grandes conjuntos de ese tiempo. Allí jugó entre los años 1964 y 1966. Fue llamado a selecciones Córdoba y su paso por el balompié tardó unos seis años.
Bueno con las trompadas
Aparte de las gambetas ‘Cascarita’ tenía un talento innato para la pelea. Más de un rival en la cancha probó su rápida pegada y un día se vio en un cuadrilátero dándole en la cara al hijo del dueño de los espectáculos boxísticos en Cereté.
“Milad Calume organizaba las reuniones boxísticas en la gallera Pico y Espuela de Cereté, todos los sábados. Una noche de esas él estaba en la puerta de la gallera y me dijo que si quería entrar gratis a ver el espectáculo, tenía que pelear con su hijo, Miladcito, como abrebocas a las peleas profesionales de fondo. Yo dije que listo ”, relata sonriente ‘Cascarita’.
Eso no fue problema para este personaje, quien sin saber mucho de técnica le dio una ‘paliza’ a su contendor, quien no tardó mucho en ponerse a llorar. “A los que hacían los abrebocas, el público les lanzaba monedas de a centavo y cuando Miladcito reventó en llanto, yo le decía que siguiera llorando pa’ yo agarrar las monedas que caían de todos lados”.
Ese es el abrebocas de su carrera boxística, que empezó oficialmente a sus 17 años, cuando debutó con triunfo en el boxeo aficionado en una pelea contra Emiro Martínez, otra vez en la gallera -esta vez, en serio-.
Realizó 30 peleas aficionadas, de las cuales 25 ganó por nocaut técnico y el resto por decisión. Como amateur no conoció la derrota. “Yo no tenía una pegada fuerte, mi principal cualidad era la rapidez y que me gustaba ir a la ‘zona de candela’. Todas mis peleas se resolvieron por decisión. Nunca tumbé a nadie”.
Así como en el fútbol ‘Cascarita’ integró selecciones Córdoba de Boxeo, equipos sin suerte que nunca pudieron cruzar los límites del departamento por falta de apoyo. “Había un equipazo con boxeadores de calidad como Francisco ‘Yata’ Durango, Bonifacio Ávila, Zenón Vellojín, entre otros. Esa situación me decepcionó”, dice.
Se quitó la careta
La frustración de no poder representar al departamento lo llevó a quitarse la careta de protección y a dar el salto al profesionalismo. En 1967 debutó en el coliseo de Montería enfrentando a Luis Zúñiga, en una pelea que él califica como la mejor de su carrera. “Le gané por decisión en seis asaltos y fue una gran pelea, tal vez la mejor que hice, pues Zúñiga era un gran peleador. Además, era mi primer combate profesional”, comenta ‘Cascarita’, quien asegura que esa fue la primera pelea profesional de la categoría minimosca que se efectuó en Montería. También se enfrentó a boxeadores como Eliseo Padilla, de Cartagena; al ecuatoriano Abdón Peralta, al panameño Ever Lot y al sucreño Carlos Osorio. Hizo 21 pleitos profesionales, ganó 14 por decisión y perdió 7. Se retiró en 1984.
El combate más grande
“La pelea más grande que tuve fue en el 2005. Fui operado de un cáncer de tercer grado en la próstata. De ese contendor tampoco me dejé, le gané y aquí estoy todavía dando lora.Habrá ‘Cascarita’ para rato”.
Dice que es un agradecido de la vida que le dio una segunda oportunidad y el privilegio de gozar del aprecio de la gente, de seguir enseñando y dando regaños que ayuden, ojalá a muchos, a ser campeones como el ‘Pollo de Cereté’.